María Jesús Pascual. Comandante de la Guardia Civil |
Cuarenta años recién cumplidos, Comandante de la Guardia Civil al mando del Área de Operaciones de la Policía Judicial e Información, “soy el segundo jefe de la Comandancia de Cáceres”, aquí ya no puede evitar mostrar un cierto orgullo. Es mujer y sabe que, de un modo u otro, ha ido escribiendo la historia y seguirá haciéndolo.
Estamos ante una profesión tradicionalmente masculina, tan solo existía, en su momento, un mínimo espacio para las que denominaban “matronas”, las viudas de Guardia Civil que, uniformadas, prestaban determinados servicios, “en aeropuertos, por ejemplo”. Era la única presencia femenina en el cuerpo. Sin embargo, el 22 de febrero de 1988 se publicará el Real Decreto Ley 1 por el que la mujer podrá acceder a las Fuerzas Armadas y a la Guardia Civil. “Fue un paso muy importante, un paso extraordinario”, enfatiza María Jesús. La incorporación comenzaría con el acceso a la escala básica, y para acceder a la escala de oficiales, a la que pertenece María Jesús, tendrían aún que pasar algunos años. “Pero no lo hemos hecho tan poco a poco -reivindica-, lo hemos hecho bastante bien, mucho más rápido de lo que la gente se piensa, nos hemos adaptado más rápido que la sociedad o que otros sectores y ámbitos”.
Compañeras de aquellas primeras promociones recuerdan los problemas que iban surgiendo, problemas como que las instalaciones no estaban adaptadas, al menos las camaretas y los aseos debían separarse para hombres y mujeres. Algún otro inconveniente podía llegar de las esposas de los guardia civiles. “Mi padre, que era Capitán del Cuerpo -nos revela ahora-, recuerda que cuando empezó a recibir a las primeras mujeres en su Unidad, las esposas de los guardia civiles hombres no querían que salieran de servicio con los guardia civiles mujeres”. Pruebas, afortunadamente, más que superadas hoy en día.
Nunca me planteé otra cosa
Ya entendemos esa naturalidad con la que María Jesús viste el uniforme. “Mi abuelo fue Guardia Civil, mi padre, Capitán del Cuerpo; yo no me planteé otra cosa. Desde chiquitita tenía claro que quería ingresar, así que todo se ha ido desarrollando con mucha naturalidad”. Sí es justo reconocer que la educación recibida ha sido, según sus palabras, “una educación en la igualdad; me han enseñado a que todos, hombres y mujeres, podemos hacer lo mismo, quizá de forma distinta, porque somos distintos, pero podemos hacer las mismas cosas”. No encontró límites en su casa y tampoco los encuentra ahora en su trabajo.María Jesús comenzó como alférez-alumno, pasó a Teniente en la Compañía de Cortegana, en Huelva, posteriormente, ascendió a Capitán ocupando en Granada el Mando de la Unidad Orgánica de Policía Judicial, “la primera mujer en mandar una unidad de este tipo”, sonríe y echa la cabeza ligeramente hacia atrás; hoy, Comandante al mando del Área de Operaciones de la Policía Judicial e Información en Cáceres, sostiene varias condecoraciones y la experiencia de comisiones en Quito o Ciudad de México, y, recordamos, 40 años recién cumplidos. “Debemos aprovechar las oportunidades que nos ofrece la vida y no ponernos límites nunca”, no lo dice pero podría ser su máxima observando su carrera y su vida personal. En este sentido, tiene que reconocer que la suerte le acompaña en forma de pareja y marido. “La faceta de ama de casa la ocupa él, por horarios y demás, él puede ocuparse del niño y de la casa”.
Es este solo un ejemplo de la educación que ahora dice querer dar a su hijo. Un niño de ocho años observa con naturalidad el papel que desarrollan hombre y mujer en casa. “Bien me encargo yo -apunta María Jesús- de enseñarle y reivindicar los derechos de las mujeres, al pobrecito no le paso ni una”. Pero el resultado es, podría decirse, “un progresa adecuadamente”. Y no pueden faltar las anécdotas para demostrar que la educación es la clave: “En una ocasión, unos amigos le preguntaron a mi niño si de mayor quería ser bombero como su papá o guardia civil como su mamá, y él, sorprendido, respondió '¡pero si guardia civil es cosa de niñas!'. Esto nos demuestra que lo que se ve en casa es lo que el niño o la niña aprenden”.
Tratar igual a los desiguales
Quizá sea esa la asignatura aún suspensa, la educación, para acabar con la violencia de género, se plantea María Jesús. En Granada, en la Policía Judicial, en el Equipo de Mujer y Menores (EMUME), tuvo que llevar casos de violencia de género, algo que le ha llevado a pensar que “estamos suspendiendo, porque en los últimos años, según unas encuestas, vemos que la educación y la formación no dan el resultado que esperábamos, y nos encontramos con chicas cada vez más jóvenes víctimas de violencia de género. Nos fallan los resultados”, dictamina.Recuerda que un maestro les repetía: “hay que tratar igual a los iguales”, pero hoy María Jesús, una mujer ya formada, discute aquella sentencia. “Hay que educar en la igualdad, y no somos iguales, físicamente no somos iguales, por lo que, en la generalidad, nos comportamos de forma distinta, así que debemos enseñar a tratarnos en la igualdad para aprender a trabajar juntos y llevar una vida en común”. A lo largo del encuentro nos han interrumpido dos o tres llamadas telefónicas, despachadas en frases cortas y concretas, muy concretas. “Las mujeres -dice sonriendo- somos más prácticas en general”, pero lo que de verdad importa, y así nos lo repetirá en varias ocasiones, es que el objetivo a conseguir se consiga, tanto si lo hace una mujer como si lo hace un hombre, “cada uno que se las ingenie como quiera, pero que el fin sea el mismo. Es así de fácil, y así de natural ha de hacerse”.
Este año, con motivo del 8 de marzo, desde Diputación de Cáceres nos hemos propuesto retratar a las mujeres de esta provincia de una forma real y cercana. Mujeres valientes, que son ejemplo y reflejo de la heterogeneidad de la mujer de hoy y de cómo desde ámbitos muy diferentes se puede y debe trabajar por la igualdad real. Cada día, entre el 1 y 7 de marzo ambos inclusive, conoceremos el testimonio de una de esas mujere. PUEDES LEERLOS EN ESTE ENLACE.
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