IES Albalat (Navalmoral de la Mata)
PROYECTO: “Rosa azulado"
“Me gustó la madre de Desiré, fue muy buena, porque intentaba ganarse a los opresores de una forma muy divertida; les empezó a hablar de fútbol y les decía que cuando quisieran echaban una pachanga...”
“Pues a mí me gustó cómo toda tu familia intentaba ganarles a base de argumentos y argumentos y argumentos, hasta que se tuvieron que callar...”
“O tu hermana mayor que les hacía pensar. A cada cosa que ellos decían, ella les hacía una pregunta y no tenían respuesta, porque les hacía pensar y veían que ella tenía razón...”
Les escuchábamos hablar no solo divertidos, sino impresionados porque percibíamos que estos alumnos y alumnas del IES Albalat de Navalmoral de la Mata habían alcanzado un nivel de diálogo intergeneracional espectacular, y lo habían conseguido a partir del proyecto denominado “Rosa azulado” que, precisamente, había impulsado la Asociación de Madres y Padres de Alumnos, con el apoyo de la Diputación de Cáceres.
Sí, que sea el AMPA el que se interese y promueva que se desarrolle un proyecto sobre igualdad de género en el centro escolar de sus hijos, y que, además, participe activamente en él, dice mucho de esos padres y madres, indica que saben de la importancia de abordar este asunto, y nos adelanta los hombres y mujeres que llegarán a ser esos jóvenes.
Pues así, con frases como con las que comenzábamos, chicos y chicas nos contaban cómo había transcurrido alguna sesión del teatro-foro que habían organizado para trabajar la igualdad, sesiones que podían comenzar a partir de las situaciones y los personajes que se representaban sobre el escenario, pero que continuarían y hallarían el desenlace a través de la participación activa del público, que sería el que decidiera cómo avanzar en la trama, cómo encontrar la solución a un conflicto. Pero el teatro-foro es solo una parte del programa “Rosa azulado”, en el que, además de Manuela Gutiérrez y Óliver Ramos, como directores del proyecto, han participado Sonia Isabel Pita, profesora del taller de teatro, y Maite Martín, coordinadora de las tutorías para la reflexión, el análisis y el debate.
Así, “Rosa azulado” ha resultado una perfecta alquimia surgida de varias disciplinas artísticas para trabajar por la igualdad. El teatro, la percusión, el rap, la composición, la construcción de instrumentos a partir del reciclaje, talleres de sensibilización, las redes sociales, manifestaciones callejeras… todo ha sido clave para que ahora escuchemos en boca de esos alumnos y alumnas cosas como “este programa me ha marcado”, “me ha impactado”, “nos hemos hecho oír”, “nos ha llevado a posicionarnos”, “nos ha ayudado a romper con estereotipos, tanto a chicas como a chicos”, “queremos continuar con actividades así”, “llegar a todos los padres y madres para que no eduquen a partir de roles”…
A parte del teatro-foro, se ha constituido también un grupo de música que no solo ha aprendido percusión o ritmos, sino que han analizado letras de canciones actuales, “canciones que muchos de nosotros y nosotras cantamos o bailamos cuando salimos de fiesta, y resulta que analizando la letra vemos que son de esas que nacen de un pensamiento cerrado, de ideas como de que el hombre es superior, incluso las canciones que cantan chicas, y al analizarlas hemos dicho: ‘¡Andá! pues es verdad, son canciones llenas de estereotipos que tenemos que desterrar”.
Y a esto le ha seguido la constitución de una batucada, la composición de canciones de rap, la salida a la calle para abrirse a la sociedad y hacer que se sume gente de todas las edades. Así, han recorrido las calles, con ritmo, música y, sobre todo, un mensaje muy claro. “Íbamos lanzando mensajes, como ‘Viva la igualdad’ ‘Acabemos con la injusticia’…”
Todo esto llevaba un trabajo de concienciación detrás. Tutorías que han consistido en un espacio de reflexión “sobre situaciones de nuestro día a día”, nos explica Maite, la coordinadora de este espacio. “Hemos analizado la televisión, los programas, las noticias, las series… hemos visto cómo se repiten los roles, cómo el papel de la mujer está estereotipado. Ellos y ellas han hecho su análisis y se han posicionado, se tenían que posicionar. Ha sido muy enriquecedor”.
“Me ha gustado mucho la tutoría –replica Cristina-, me ha gustado mucho ver cómo muchos chicos se han dado cuenta de cosas que hasta ahora hacían y que no estaban bien, que hemos vivido en una sociedad donde se situaba al hombre por encima, y las tutorías les ha enseñado que eso no está bien”.
Entonces insisten en que hay que continuar con estas actividades, “y llegar a los padres para que no enseñen a sus hijos a partir de roles…” “Bueno, bueno –les interrumpe Manuela-, vosotros, quizá, en un tiempo seáis padres y madres y ya no tenéis asumidos esos roles, la educación ya será distinta…” Nos hacen pensar y sonreír ante un futuro prometedor.
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